Vacaciones sin vacaciones, en Momentos de inadvertida felicidad de Francesco Piccolo
Nunca te marchas en verano. Siempre te quedas en casa durante el día y paseas por la ciudad de noche. Es la época del año que más te gusta. Agosto. La parte central del agosto, mejor. Una semana, como mucho diez días: ése es el momento perfecto. Todo el mundo se marcha y tú te quedas aquí. Son tus vacaciones sin vacaciones.
Es como si tuvieras un balcón que se asoma a toda la ciudad y a partir de junio vieses cómo se va llenando cada vez más, con las noches llenas de cosas que hacer y la gente sin ningunas ganas de regresar a su casa. En un momento dado, no obstante, te das cuenta de que allá abajo empieza a verse cada vez menos gente. Si te asomaras para intentar escuchar sus palabras, oirías que se despiden, mañana me marcho, ya nos veremos a la vuelta. Poco a poco la ciudad se vacía. Y en pleno agosto te despides de tu último amigo y, por fin, te quedas solo.
Así es como las llamas: tus vacaciones sin vacaciones...
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